martes, 14 de enero de 2014



El crítico literario inglés, Terry Eagleton en su ensayo Literary Theory: An Introduction, publicado por primera vez en 1983 y traducido al español diez años más tarde por Fondo de Cultura Económica, coloca en su introducción una pregunta fundamental para iniciarse en cualquier estudio literario: ¿Qué es literatura? Con ella pretende aclarar al lector desde un principio el objeto de análisis de la Teoría literaria. Ya que es menester conocer en primer lugar el “problema” y sólo así adentrarse posteriormente en los métodos de estudio de éste. No obstante el orden y dosificación de nuestro especialista, surgen numerosas dificultades, puesto que ofrecer una respuesta se vuelve un asunto complejo. Por una parte no hay definición alguna que sea completamente incluyente. Y por otro, la búsqueda se torna un tanto peligrosa al no poder mantener al margen un matiz de subjetividad o ideología.

Como ejemplo del primer caso consideremos que la literatura no está circunscrita únicamente a la ficción. Distintos relatos tienen sus referentes reales y aun así están considerados como literatura. ¿Será que el tiempo les proporciona la calidad de obra literaria, tal como sucede con los demás objetos artísticos. Por ejemplo las pirámides, las cuales fueron construidas sin fines estéticos o artísticos y sí más bien políticos y religiosos? Por lo que respecta al segundo caso, el autor de este cuestionamiento afirma que la apreciación de un fenómeno corre el riesgo de estar condicionada por nuestras experiencias. De tal forma la literatura tampoco se reduce al empleo característico de la lengua, como lo apreciaban los formalistas rusos. Para Jakobson, Víctor Shklovsky, Iuri Tinianov, Boris Tomashevsky, Boris Eichenbaum y Osip Brik,  la literatura consiste en la manera de escribir, es decir, en una organización especial del lenguaje con sus propias leyes. Dicho de otra forma, los formalistas rusos aplicaban la lingüística al estudio de la literatura, omitiendo así el análisis del contenido de las obras. Para ellos, lo propio del lenguaje literario radicaba en el uso no común de la lengua. Es menester tener presente que estos teóricos se ocupaban en definir lo literario y no la literatura.

Como podemos percibir, los casos anteriores dificultan el establecimiento de un concepto universal legitimador la literatura. Sin embargo, sólo sirven aquí de muestra para establecer y distinguir lo que este arte es. Lo único que no ofrece  duda es su calidad de discurso no pragmático, porque, a decir de Eagleton,  carece de un fin práctico.

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