miércoles, 5 de febrero de 2014

Aproximación: Filosofía y crítica cultural de Walter Benjamin





El filósofo y crítico literario alemán, Walter Benjamin acuña el concepto <<arte de masas>> para referirse a la producción artística contemporánea. Es importante señalar que ésta ya no responde a los relatos legitimadores artísticos, como incluso el modernismo lo hizo, sino a los recursos tecnológicos propios de los últimos dos siglos, los cuales pueden mover a los grandes grupos sociales. Son ellos quienes ponen las bases de toda obra. Dichos productos constituyen una nueva forma de arte, la cual, no obstante, no está reñida o se contrapone a la tradicional. Más bien se trata de otras percepciones sociales: se mira diferente, se vive de otra manera, se espera y se hace lo antes no posible o, mejor dicho, lo que antes pudiera ser una aberración. Sin embargo no es repudiado. Dicho de otra forma, en la actualidad se colocan en las galerías los objetos más inmediatos al hombre, como son los de consumo. De allí que los inmuebles que albergan y muestran arte contemporáneo, tengan, como el MUAC, latas gigantes de Resistol, a manera de los botes de Campbell’s. Justamente en esta época es posible el trabajo de Andy Warhol. El culto a la sociedad de consumo es muestra del surgimiento de nuevas formas de arte. De tal suerte, las recientes tecnologías posibilitan este fenómeno. Por otra parte, lo fútil se convierte en obra de arte digna de ser colgada en las paredes de un museo.
Otro punto destacado por Benjamin respecto a la producción de masas es el grado de “exhibición”: cuanto es catalogado como obra de arte, debe ser puesta al alcance de todos los ojos. Por ejemplo, los mayores coleccionistas de Warhol adquieren costosas obras del artista para ponerlas dentro de sus amplias galerías sin mantener una línea discursiva que no sea la del autor. Entonces, de repente se ve una especie de eclecticismo o, dicho de otra forma, temas diversos sobre un mismo muro. Lo que ellos pretenden dar a notar no es la apreciación estética frente a un cuadro o instalación. De hecho, ésta se soslaya o se pierde. Lo que se intenta mostrar es un monopolio económico, es decir, la seguridad y dominio económico de los propietarios. No importa tanto lo que es, sino lo que vale en dólares.
Ahora bien, todo el arte de masas da referencias de los grupos a los que se pertenece y a los que se rechaza. A través de él, se percibe no sólo la idiosincrasia de una sociedad, sino además se conocen las ideologías que mantiene. De tal suerte, se incluye o se excluye. Tan es así, que la conversión artística de lo trivial se da en todos sectores. Por ejemplo, un magnate de Wall Street puede tener una colección de costos cuadros de los vaqueros de cigarros Marlboro  y un adolescente desempleado portar una playera azul-que he visto en alguna tienda cercana al Parián-con letras blancas que dicen: “Niidea  créeme”. Naturalmente la leyenda reproduce la misma fuente de la marca de crema corporal comercializada en México desde sus primeras etapas como seguidor de la cultura americana. Por lo tanto y según Walter Benjamin no hay un arte puro; mucho menos el que proviene de las masas.

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